04 enero 2011

Debacle para terminar el año: San Silvestre Vallecana

Como veréis, no he creido conveniente andarme por las ramas para hablar sobre la tradicional última carrera del año. Es mejor aceptar cuanto antes los golpes y levantarse con mayor decisión.

El caso es que después de la carrera de Cercedilla (ver entrada anterior), no había entrenado nada durante la semana siguiente para recuperarme un poco del machaque de la carrera. Durante las fiestas, además del normal descontrol de comidas, celebraciones, dulces de Navidad y demás despropósitos; me gané a pulso una gripe de las agresivas: de esas que te tienen bien metido en la cama y que van evolucionando los síntomas hasta que ya no sabes cual será la siguiente parte de tu cuerpo que te moleste o te duela.

Impresionante la participación que se consigue
Tres días antes de la San Silvestre ya estaba más o menos en condiciones para salir a andar por la calle. Eso no quiere decir que te encuentres ya listo para todo, pero siempre tiene uno tendencia a pensar que sí, que eso de las secuelas, los períodos de recuperación... Eso no va con uno.

El caso es que amanece el día plomizo, gris y lloviendo, lo cual hace que uno ya se lo piense. Consigo que mi mujer decida no correr, porque ella estaba peor que yo con la gripe, así que me planteo enfrentarme yo sólo al oso (Ese oso que en otras ocasiones corre detrás de los sufridos atletas).

Quedo con varios amigos una hora antes enfrente de la torre BBVA. Se puede decir que hay bastante ambiente, la gente va con ánimos y muchas veces disfrazada, para darle un toque divertido a la carrera. El tiempo dio tregua antes de que comenzase la carrera, con lo que parecía que iba a hacer bueno incluso (10ºC). En ese momento me empiezo a dar cuenta de algo que ya me había pasado en la anterior carrera: Voy excesivamente abrigado. Me he pasado cuatro pueblos con camiseta térmica, traje térmico, braga y guantes... De hecho parece que voy disfrazado yo.

Para rematar la faena, este año se sale por oleadas. Yo me había presentado con marca de 52 (Que ya era, la verdad) y resulta que con los que corro me dicen que tienen una pulsera para dejarme pasar a los de menos de 50 minutos y empezar la carrera con ellos. Aunque al principio me pienso que el sistema de arranque por oleadas será como todos los años algo que la gente se lo salte a la torera, compruebo que no: por fin este año se han puesto serios con esto y se comprueba hasta en 4 ocasiones que estás accediendo al cajón correcto.

Una vez dentro del cajón, empiezo a calentar, a buscar al resto de amigos y a mirar de reojo el nivel que hay. Se nota que estoy con el cajón de la primera oleada: Hay nivel y la gente va en serio. Empiezo a darle vueltas a la cabeza pensando que qué hace un beginner como yo en un sitio como este, cuando debería empezar mucho más atrás. Además me encuentro a Isa y María del club. Por delicadeza me imagino que ninguna de las dos me pregunta que qué estoy haciendo ahí, pero me imagino que lo piensan porque ellas si que saben lo que hay.

Este año se recupera el recorrido antiguo. Una gozada
Se lanza la primera oleada y ahí salimos. Arranca la cuesta de Concha Espina para castigar las piernas que no están todavía calientes y a las que se les nota inactividad. Al final de esos primeros 300m se gira para comenzar la bajada frenética de Serrano.

En esas primeras cuestas sigo todavía a los amigos con los que había empezado: Nacho Sevilla, Andrés,... Veo que van metiendo ritmo, pero como es bajada, esas cosas todavía se llevan bien. Serrano va pasando a velocidad constante, hay resuello para hacer bromas alrededor, para soltar piropos a las chicas de las tiendas, para cantar, silbar, saludar a la gente... Es una de las mejores cosas de esta carrera: Uno nunca se aburre en la San Silvestre.

En la llegada a Cibeles veo pasar a Isabel y me dejan atrás el resto de los compañeros del club y amigos. Están marcando 5 min/km y a partir de aquí la cuesta ayuda menos, así que decido seguir por mi cuenta y empezar a dosificarme.

En el repecho de Atocha (km 6) empiezo a notar que las cosas no van bien. No voy a gusto conmigo mismo, el calor empieza a ser agobiante y cada paso empieza a costarme más que el anterior.

En el km 8 directamente empiezo a notar los excesos cometidos: En la cuesta de la Avenida de la Albufera empiezo a frenar y a tener que ir andando en determinados tramos. Por primera vez en mucho tiempo me duelen  las piernas durante una carrera, y no se muy bien la razón. Bueno sí, que no se puede ir a una carrera a darlo todo sin acabar de salir de una gripe traicionera.

Durante esos últimos dos kilómetros me da tiempo a enfadarme, desenfadarme, comprobar lo mal que se pasa cuando no ves caer los metros hasta el final, desesperarme e incluso, ver algún que otro corredor que había pagado un exceso siendo atendido por el SAMUR.

En cualquier caso, acabo entrando con 57 minutos largos. Una marca que pensaba que no volvería a ver por estar superada, pero que me deja claro que tendré que volver a entrenar para poder rebajar de nuevo mis marcas.

Grafica de tiempos de carrera, incluido el último tramo donde llegó la pajara

Resumen de la San Silvestre: carrera que va mejorando en la organización (cada vez se da mejor la salida, se controla más los accesos, se controlan los tiempos de paso intermedio) y que va empeorando en el resto de aspectos (La Bolsa del corredor me parece de pena, el que no haya avituallamiento en el km 5 tercermundista, por no hablar de la pasta de la inscripción).
En cualquier caso, si DQ el próximo año lo mismo me hago del club Nike para no tener que pagar la inscripción porque me parece que seguirán subiendo los precios para aprovecharse del tirón que tiene la carrera.

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